PROVERBIOS  16





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ENTENDIENDO  PROVERBIOS 16

La tarjeta se encuentra basada en un lenguaje sencillo
de la Biblia NVI.
La explicacion se basa en la Biblia Reina Valera 1960



 

Proverbios 16

Proverbios sobre la vida y la conducta

1 Del hombre son las disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
2 Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los espíritus.
3 Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.
4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día malo.
5 Abominación es a Jehová todo altivo de corazón;
Ciertamente no quedará impune.
6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.
8 Mejor es lo poco con justicia
Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
9 El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos.
10 Oráculo hay en los labios del rey;
En juicio no prevaricará su boca.
11 Peso y balanzas justas son de Jehová;
Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
12 Abominación es a los reyes hacer impiedad,
Porque con justicia será afirmado el trono.
13 Los labios justos son el contentamiento de los reyes,
Y éstos aman al que habla lo recto.
14 La ira del rey es mensajero de muerte;
Mas el hombre sabio la evitará.
15 En la alegría del rostro del rey está la vida,
Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17 El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.
18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
20 El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
21 El sabio de corazón es llamado prudente,
Y la dulzura de labios aumenta el saber.
22 Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee;
Mas la erudición de los necios es necedad.
23 El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
24 Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.
25 Hay camino que parece derecho al hombre,
Pero su fin es camino de muerte.(A)
26 El alma del que trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le estimula.
27 El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.
28 El hombre perverso levanta contienda,
Y el chismoso aparta a los mejores amigos.
29 El hombre malo lisonjea a su prójimo,
Y le hace andar por camino no bueno.
30 Cierra sus ojos para pensar perversidades;
Mueve sus labios, efectúa el mal.
31 Corona de honra es la vejez
Que se halla en el camino de justicia.
32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.

                                  (Biblia Reina Valera 1960)


 



Comentario al Proverbio  16

Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Proverbios Tomo-2. Editorial CLIE.

 

Versículo 1

Este proverbio viene a ser una versión de nuestro refrán castellano: ‘El hombre propone, y Dios dispone’. Las disposiciones (mejor, planes) del corazón y la mente son del hombre en el sentido de que Dios le ha dotado de entendimiento, con el que puede conectar ideas y sacar planes y conclusiones para gobernarse en la vida, pero, como dice Cohen, 'la habilidad de expresar las ideas en palabras apropiadas y convincentes es un don de Dios'.

Versículo 2

Este proverbio repite ideas ya conocidas y se repite, casi a la letra, en 21:2. Al juzgamos a nosotros mismos y a nuestros actos, es difícil, por no decir imposible, ser imparciales, pero Yahweh pesa los espíritus; él tiene una balanza justa e infalible y pesa bien, pone a prueba la sinceridad de los impulsos que nos mueven a obrar de una manera u otra. Por eso, hemos de preguntamos a menudo: ¿Cómo juzgará Dios esto que voy a hacer?

Versículo 3

El mejor modo de que nuestros planes se realicen convenientemente es encomendar a Yahweh nuestras obras (comp. 3:6, así como Sal. 37:5; 55:22; 1 P. 5:7).

Aquí, como en Sal. 37:5, el vocablo hebreo para 'encomendar' es gol, del verbo galal, que significa hacer rodar; la idea, pues, es de quitarse un peso de encima y hacerlo rodar hasta Dios para quien no hay nada demasiado pesado, por lo cual puede aliviar a quienes se sienten abrumados por cualquier peso (comp. Mt. 11:28).

Versículo 4

Dios es la causa primera y el fin último de todas las cosas. Siendo el Creador de todo, ha fijado un destino y un propósito a cada ser creado. La 211 parte del versículo no significa que Dios predestine a una persona para el mal. Comenta Cohen: 'La intención no puede ser que Dios se proponga que una persona haya de ser malvada, porque ello estaría en contradicción con la doctrina de la literatura sapiencial, Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchos planes perversos (Ec. 7:29). Conociendo que algunos hombres serían malvados, Dios ordenó que el esquema del universo incluyese un día de mal, un día de castigo y retribución, para ellos'.

Versículo 5

La primera parte de este proverbio es como la de 11:20, con la variante de 'altivo' en vez de 'perverso'. La 2a. es una repetición de 11:21b, con la misma expresión hebrea 'yad leyad', 'mano a mano' (chocar la mano), que indica seguridad completa. 'El vocablo 'abominación' -dice Cohen- es análogo al mencionado en la Torah con respecto a la idolatría y la inmoralidad. Por eso, los rabinos equiparan la altivez a esos pecados'.

Versículo 6

La culpa del pecado se nos quita por la misericordia y la verdad de Dios en Cristo nuestro Mediador, no por medio de sacrificios legales. Y el poder del pecado se quebranta en nosotros por medio del temor de Yahweh, pues así es como los hombres se apartan del mal.

Versículo 7

Dios puede cambiar en amigos a los enemigos cuando le place. El que tiene en su mano el corazón de cada hombre, puede volverlo con toda facilidad (21: l). Lo hará por nosotros cuando lo crea conveniente. Dios hizo que Esaú se pusiese en paz con Jacob, y Abimélec con Isaac.

Versículo 8

Aquí se repite el pensamiento de 15:16, y comparando ambos vers. se ve que justicia' es equivalente de ' temor de Yahweh' o más bien, es su consecuencia.

Versículo 9

Este proverbio es semejante, a primera vista, al del v. 1, pero hay entre ellos una notable diferencia. El sentido aquí es que, si los hombres planean su camino de forma que tengan por objetivo supremo la gloria de Dios y por norma cotidiana su santa ley, pueden esperar que Dios dirija sus pasos por su Espíritu y su gracia, de forma que no equivoquen el camino ni dejen de llegar a su destino (comp. 1 Ts. 3:11).

Versículo 10

El proverbio admite la fonna de un precepto para los reyes y los jueces, a fin de que emitan sus preceptos y veredictos como algo sagrado, pues sagrado es el oficio para el que fueron ungidos. De ahí que han de tener sumo cuidado a fin de no violar la justicia en sus pronunciamientos, pues entonces su boca cometería' transgresión' (lit.) en el sentido técnico que tiene en Lv. 5:15 sobre 'el uso impropio -dice Cohen, de algo que ha sido dedicado al santuario. El juicio es de Dios (Dt. 1:17) y por tanto, en la categoría de lo santo; en consecuencia, la violación de la justicia es sacrilegio'.

Versículo 11

Este proverbio, según Cohen, es mal interpretado por los modernos expositores que ven en él una apelación a la justicia en el uso de pesas y medidas en el comercio ordinario. El texto dice literalmente: «Balanza y platillo de justicia (hebr. mishpat, no tsédek) son de Yahweh; todas las pesas de la bolsa son obra suya». No se trata de transacciones entre particulares, sino de la obligación de los reyes de hacer justicia, pues es cosa sagrada; el juicio es de Dios; bajo la imagen de la balanza y los pesos, se expresa la idea de que Dios ha fijado las normas de todo juicio justo y no está al arbitrio de los reyes y jueces el fabricarlas a su capricho para usarlas en el juicio.

Versículo 12

Siguiendo con el pensamiento de que el oficio del rey es sagrado, vemos ahora que el hacer lo que no es justo es malo en todos, pero en los reyes es una abominación(V. lo dicho en el v. 5). En cambio, la justicia es el mejor medio para afianzar el trono (comp. 25:5; 29:14).

Versículo 13

Todo buen gobernante ama la sinceridad y la rectitud, por lo que le conviene poner en puestos de autoridad a hombres que hablan lo recto, pues no hay peores ayudantes en el gobierno que los parásitos y los aduladores.

Versículos 14-15

Estos dos vv. muestran el poder de los reyes, el cual siempre suele ser grande, pero especialmente en los países del antiguo oriente, en los que gobernaban de forma absoluta, y aun arbitraria y despótica. Dichosos los pueblos en que la prerrogativa del príncipe no daña a la libertad del súbdito. Por eso, se da aquí mucha importancia a los efectos, tanto de la ira como de la benevolencia del rey, así como al buen servicio que una palabra sabia puede realizar para aplacar la ira del rey (V. 1 S. 19:6). Se menciona como bendición especial a la lluvia tardía porque, al caer en primavera, aseguraba la madurez de los productos del campo.

Versículo 16

La sabiduría celestial se ha de apreciar más que la riqueza material. La gracia es más valiosa que el oro, pues la gracia es don sobrenatural de Dios, mientras que el oro procede de la providencia común. La gracia es para el alma y para la eternidad, mientras que el oro es para el cuerpo y para el tiempo. La gracia nos sostiene en la hora de la muerte, cuando el oro no nos puede hacer ya ningún bien.

Hay vanidad y sacudir al aire en la obtención del oro, pero gozo y satisfacción de espíritu en la adquisición de la sabiduría.

Versículo 17

El camino (hebr. mesilath, camino real, bien construido y libre de obstáculos) de los rectos es asequible a los que se apartan del mal (éste es el sentido), pues está señalado por Dios y hollado por los justos que nos han precedido. Y todo el que tiene interés en preservar su vida, no camina a la ventura, sino que busca el camino real del que se habla en la primera parte.

Versículo 18

Cuanto más alto se sube el altivo, mayor es la caída que sufre. Dios, en su justicia, abate hasta el suelo a quienes han querido subir hasta el cielo. Faraón, Senaquerib, Nabucodonosor, Herodes, son ejemplos de esto. Cuando los altivos se ponen a desafiar a Dios, su caída está a las puertas. No temamos, pues el orgullo ajeno, sino temamos grandemente caer nosotros mismos en el orgullo.

Versículo 19

La humildad nos obtiene el favor de Dios y nos preserva de muchas tentaciones, lo cual es mejor que repartirse los despojos con los soberbios. La frase tuvo en un principio un tono militar (V. Gn. 49:27; Ex. 15:9), pero después se aplicó -dice Cohen- al enriquecimiento de los fuertes a expensas de los débiles.

Esto es lo que significa en el caso presente.

Versículo 20

La prudencia se granjea el respeto y la estima de los hombres, y el éxito en los asuntos de cada día; pero todavía son mayores los beneficios que reporta la piedad.

Téngase, sin embargo, en cuenta que ambas cosas no se contraponen en este proverbio, sino que más bien se unen.

Versículo 21

Los que poseen sabiduría sólida, reciben también el crédito y el prestigio que la acompañan. La dulzura de labios es un complemento muy deseable de la discreción, a fin de que el tenido por prudente pueda ejercer su influencia de modo extenso y efectivo. El mejor modo de hacer aceptable una enseñanza o una respuesta es hacerla en tono suave y con palabras esmeradamente escogidas.

Versículo 22

El sentido de este versículo, del que depende su apropiada interpretación, es el siguiente: la prudencia (hebr. sékhel, variante del haskel de 1:3) es fuente de vida, de dicha, de prosperidad, de vitalidad espiritual, mientras que la necedad es la disciplina (es decir, el castigo; hebr. musar) de los necios, puesto que les priva de la fuente de vida que constituye la dicha de los prudentes.

Versículo 23

Cuando hay sabiduría en el corazón, hay también discreción en los labios, añadiendo a la calidad de la enseñanza la capacidad para transmitirla persuasivamente a otros.

Versículo 24

De nuevo se insiste en la eficacia persuasiva de la suavidad en el hablar, es decir, en el empleo de palabras agradables; más aún, cuando se basan en la palabra de Dios, cuya dulzura pudo aprender Salomón de las enseñanzas de su padre David (V. Sal. 19:10). Hay muchas cosas agradables que no son provechosas, pero estas palabras suaves son dulzura para el alma (aquí la parte espiritual del hombre) y medicina para los huesos, para toda la estructura corpórea.

Versículo 25

Este proverbio es repetición de 14:12. El hecho de que se repita también de varias formas en otros lugares nos da idea de la importancia que para Salomón (y para el Espíritu Santo) tiene la enseñanza que en él se nos imparte.

Versículo 26

El proverbio parece decir que el hombre trabaja para ganarse así el sustento y satisfacer el hambre.

Como este sentido parece demasiado elemental para ser incluido entre proverbios de sabiduría, los rabinos buscan explicaciones más profundas, entre las que destaca la que Cohen cita de Gerondi: 'A veces, el alma (lit.) del que trabaja, trabaja para él, es decir, para su cuerpo, lo contrario del hombre sabio, quien trabaja para su alma'. Así, empalmaría con el v. anterior, donde se expone el caso general de lo que 'le parece derecho a un hombre', pero al final se da cuenta que, tras tanto trabajar, 'ha gastado vanamente sus días, olvidado de su Hacedor y preocupado únicamente de satisfacer las necesidades de su cuerpo'.

Versículos 27-28

Hay quienes no sólo son viciosos en sí mismos, sino despectivos y dañinos para los demás , siendo así los peores. «Excava el mal», dice a la letra el texto, como se cava una fosa para hacer caer en ella a una persona (en este sentido se usa el verbo en Salmos); en sus labios hay llama de fuego (mejor, un fuego abrasador) pues, con su maldad, abrasa todo cuanto tocan sus labios, especialmente la reputación del prójimo, como se insinúa en el v. 28.

Versículos 29-30

Aquí tenemos otros malos efectos de los malos labios. La adulación (v. 29), mediante la cual el malvado trata de atraer a otros para que sean sus cómplices en el mal (comp. 1:10 y ss. ). En el extremo opuesto, otro pecado de los labios sin decir una palabra, frunciéndolos, es decir, apretándolos. 'El verbo -dice Cohen - se usa en conexión con los ojos en 6:13; 10:10, una expresión callada que, sin embargo, habla más que las palabras'. Lo del 'guiñar los ojos' como gesto de perversidad lo vimos ya en 6:13 y ss.

Versículo 31

El honor y respeto a los ancianos es algo característico en la Biblia, en contraste con el desprecio que a los ancianos sentían los pueblos paganos (V. Lv. 19:32). Aquí se nos dice que las canas son corona de honor si se hallan en el camino de justicia. En efecto, la verdadera gloria de la ancianidad es la gracia; el anciano malvado pierde el derecho a ser respetado, pues ha dejado que su corona fuese arrojada al fango.

Versículo 32

Abundando en un tema ya conocido, se insiste en los beneficios que reporta ser tardo en airarse, pues denota dominio de sí mismo, que es la corona del fruto del Espíritu Santo (V. Gá. 5:23). Dominarse a sí mismo cuesta más, y tiene mayor valor, que dominar por la fuerza a otros. El más humilde de los hijos de Dios puede así ser más grande, y digno de mayor honor, que Alejandro Magno, Julio César o Napoleón Bonaparte. El dominio de sí mismo requiere mayor sabiduría y fuerza de voluntad y, al mismo tiempo, no tiene necesidad de sacrificar vidas ajenas ni bienes ajenos.

Versículo 33

Se menciona aquí un método de echar suertes que era frecuente en el antiguo Israel cuando se había de tomar una decisión importante, la cual se consideraba así hecha por Dios (comp. Hch. 1:26). En un pliegue del vestido (comp. 6:27) se depositaban las dos suertes, y la primera que se sacaba era la que decidía. Esto venía a significar que nada ocurre por casualidad ni es determinado por el ciego destino, sino que todo es determinado, de un modo u otro, por el consejo y la voluntad de Dios. Todas las disposiciones de la Providencia con respecto a nuestros asuntos han de ser consideradas como efectos del amor de nuestro Padre Celestial, el cual lo dirige todo para su gloria y para nuestro bien.


Fuente: adorador.com

 



 

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