El corazón de cada hombre (aquí se
especifica al rey) está en las manos
de Dios, y tiene el poder de
cambiarlo de lo que parecía cosa
fija en él a lo más inesperado de
tal persona (V. el comentario a Est.
6:1). Los repartimientos de las
aguas (hebreo, palguey mayim), según
explica maravillosamente Bullinger,
se refiere al modo de regar los
campos por medio de canales que el
labrador aprovechaba para hacer
llegar el agua a los distintos
surcos del terreno por medio de un
fácil movimiento del pie, con el
que, al cerrar el paso hacia un
surco, hacía que el agua penetrase
en otro que el pie había tenido
cerrado hasta entonces. Bullinger lo
aplica al caso extraño del insomnio
de Asuero, insomnio que facilitó la
promoción de Mardoqueo y, después,
la caída de Amán. Así, de la misma
manera que, sin alterar la cantidad
ni la calidad del agua, el
agricultor la dirige con el pie a un
surco o a otro, así también, sin
forzar la libertad que él mismo
otorgó al hombre, Dios puede moverle
a seguir un curso distinto del
anterior, y servir así a los
soberanos y amorosos propósitos de
su providencia y de su gracia.
Versículo 2
Este versículo es idéntico a 16:2,
con dos pequeñas variantes: 1. Allí
dice 'espíritus'; aquí dice
‘corazones'; 2. Allí dice 'limpio';
aquí dice `recto' Son, con todo,
sinónimos.
Versículo 3
Este versículo repite el pensamiento
del v. 27 y 15:8, y que se halla ya
en 1 S. 15:22 y, con frecuencia, en
Salmos y en los profetas. Se engañan
quienes piensan que, si ofrecen
sacrificios, ya por eso tienen
aceptación con Dios, sea cual sea su
conducta.
Vivir una vida de justicia,
sobriedad, piedad y obediencia es
más aceptable a Dios que la más
pomposa devoción. Los sacrificios
eran de institución divina y eran
aceptables a Dios con tal que se
ofreciesen con fe y arrepentimiento;
de lo contrario, no (V. Is. 1:11,
etc.). Pero aun entonces, los
deberes morales tenían prioridad
sobre ellos.
Versículo 4
«Altivez de mirada y anchura de
corazón (no `soberbia',
sino 'codicia; la lámpara de los
impíos es pecado». Esta 2á.
parte del versículo es muy oscura.
La gran mayoría de las versiones
traducen nir por 'lámpara'
; querría decir entonces que la
conciencia (la luz del hombre) del
malvado está orientada siempre hacia
el pecado, es decir, cauterizada
(comp. con 1 Ti. 4:2). M. Henry,
siguiendo la A. V. (también Cohen),
traduce nir por 'labranza'
y dice: 'El que se comporta
altiva y burlonamente con Dios y con
los hombres y que está siempre
labrando y tramando algún mal, es de
veras un malvado'. Cohen amplía esta
idea del modo siguiente: 'El
labrador ara su campo en preparación
para recoger una cosecha. De modo
similar, el orgullo y la ambición
conducen metafóricamente a la
labranza del terreno para los
malvados, para sus maquinaciones,
cuyo objetivo es pecaminoso'.
Versículo 5
Si queremos vivir en abundancia y
comodidad, hemos de ser diligentes
en nuestros asuntos y negocios y no
evadirnos del esfuerzo y de la
fatiga y aflicción que comportan.
Los que son precipitados en sus
asuntos o quieren hacerse ricos muy
deprisa (comp. 13:11; 28:20) suelen
acabar en desastre. La vía rápida
hacia la pobreza es la prisa en
enriquecerse por medios ilícitos.
Versículo 6
Empalmando quizá con el v. anterior,
se nos muestra aquí que el
enriquecerse deprisa por medios
deshonestos puede conducir a
amontonar riquezas, pero-no conduce
a la satisfacción que de ellas se
espera; son como un vapor (lit.)
llevado de una parte a otra:
vaciedad y persecución del viento
(Ec. 1:14, etc.). Estos impíos
se exponen a la envidia y mala
voluntad de los hombres y a la ira
de Dios.
Versículo 7
Los que recurren a la violencia para
enriquecerse quedarán como
arrastrados (el mismo verbo de
Hab. 1:15) en la red de sus planes
malvados que ellos idearon para
cazar a otros.
Versículo 8
El hombre inclinado al engaño obra
de forma tortuosa y extraña
(quizá, mejor, criminal,
según probable versión del hebreo
vazar); en todo caso, bien se
puede llamar extraño su
camino, pues es contrario a todas
las normas de honor y equidad; es
también extraño, pues no se sabe lo
que va a hacer en la próxima
ocasión. En cambio, las obras del
justo, del limpio, son
rectas; no son extrañas, sino
'normales' (de acuerdo con la
norma); son aceptadas por Dios y
aprobadas por los hombres buenos.
Versículo 9
Este versículo, repetido en 25:24,
contiene una idea similar a la del
v. 19, así como a la de 19:13;
27:15. La enseñanza es clara:
Mejor es vivir solo y dormir
en un rincón de la azotea que
con mujer de contiendas y casa de
compañía (Lit.); como dice el
refrán: 'Mejor solo que mal
acompañado'.
Versículo 10
El malvado desea que se haga el mal
y que él mismo tenga parte en él.
Su prójimo, vecino o pariente,
no puede obtener de él ningún favor,
porque el malvado es profundamente
egocéntrico.
Versículo 11
La enseñanza de este versículo viene
a ser idéntica a la de 19:25. El
simple escarmienta en cabeza ajena y
se hace prudente; el sabio, al ser
amonestado, recibe mayor
conocimiento.
Versículo 12
El justo (con la mayor
probabilidad, el juez o el
magistrado) que tiene consideración
con el malvado, por compasión a su
esposa y a sus hijos, y no ejecuta
en él la necesaria justicia, lo
precipita a la ruina, puesto que
el malvado se aprovecha malamente de
la lenidad que se tiene con él y se
anima a cometer más y mayores males.
Esta interpretación rabínica del
proverbio tiene ventajas sobre
cualquier otra.
Versículo 13
El hombre sin compasión, que
cierra su oído al clamor del pobre
y no le socorre, clamará también
un día a Dios, pero Dios no le oirá,
sino que le pagará con la misma
moneda, pues el juicio será sin
misericordia para aquel que no haga
misericordia (Stg. 2:13).
Versículo 14
Un buen presente (no precisamente
para sobornar), bien presentado,
aplaca furores y consigue favores
(comp. con 17:8).
Versículo 15
Es un placer para los buenos ver que
se hace justicia y practicarla ellos
mismos. En cambio, para los malvados
es motivo de espanto ver que las
leyes se ponen en práctica para
ejecutar juicio y justicia contra
ellos.
Versículo 16
El pecador vaga incesantemente al
extraviarse del camino de la
prudencia. El camino de la
piedad es camino de prudencia; no
hay extravío para los que andan en
él.
Los que no son piadosos no son, en
realidad, inteligentes, sino que se
extravían coma ovejas perdidas
(comp. Sal. 119:176). Según Cohen,
la 2a. parte del v. no se
ha de entender como si se tratase de
una muerte prematura, sino de que el
imprudente que vaga constantemente,
sólo hallará descanso cuando se
muera.
Versículo 17
El que vive como un epicúreo morirá
como un mendigo. Dios permite el uso
moderado de todo lo bueno que él ha
creado, hasta el vino que alegra
el corazón y el aceite que
hace brillar el rostro, pero el
que abusa de esos dones, pensando
solamente en regalar el gusto y
adornar la figura, se empobrecerá,
pues esos artículos son muy caros.
Versículo 18
La enseñanza de este proverbio es
expuesta concisamente por Ryrie: «El
impío, más bien que el justo,
sufrirá en última instancia el
castigo» (comp. con 11:8). Por
supuesto, la ideología es
típicamente la del A. T. 'antes de
la división del reino', como dice
J.J. Serrano. No siempre paga el
malvado por lo que se merece,
mientras no se presente ante el
`gran trono blanco' (Ap. 20:11 y
ss.).
Versículo 19
Se repite, con ligeras variantes, la
idea del v. 9, así como de 19:13;
25:24 y 27:15.
Versículo 20
Los prudentes saben administrar sus
bienes e incrementarlos de modo
honesto, pues su prudencia les
enseña a establecer la debida
proporción entre los gastos y los
ingresos y a tener en reserva
artículos de primera necesidad que
en algún momento pueden escasear. Se
menciona específicamente el
aceite, por ser algo, no sólo
muy útil, sino también símbolo de
toda clase de comodidades, en las
que abundaba Canaán.
Versículo 21
El que sigue la justicia y la
misericordia (comp. 15:9; Miq.
6:8; Mt. 5:6), hallará vida
(prolongación de días, como en otros
lugares), justicia (lit.), no
en el sentido de la primera parte,
sino del Sal. 24:5, donde, por
paralelismo, es sinónimo de
`bendición', y también hallará
gloria, es decir, honor.
Versículo 22
Ésta es una. ilustración práctica de
nuestro adagio español: 'Más vale
maña que fuerza' (comp. con 25:5 y
ss.; Ec. 9:14 y ss.). Una
estratagema, bien preparada y
llevada a cabo, puede, como el mejor
caballo de Troya, tomar fácilmente
por asalto la plaza mejor
guarnecida. Del mismo modo, un sabio
gobernante puede ganarse el afecto
de los súbditos por medio del poder
de la razón, y eso es una conquista
más noble que la que se lleva a cabo
por la fuerza de las armas.
Versículo 23
Se repite aquí una enseñanza bien
conocida (comp. Sal. 141:3; Stg. 3:2
y multitud de otros lugares en
Proverbios). El freno en la boca
supone sabiduría en el corazón.
Guarda tu corazón, y el corazón
guardará de pecado la lengua; guarda
la lengua, y ella guardará de
aflicciones al corazón.
Versículo 24
Características del escarnecedor son
la soberbia y la presunción. Se
muestran en su desprecio a todas las
leyes, divinas y humanas. El vocablo
hebreo para 'presuntuoso' ocurre
únicamente aquí y en Hab. 2:5.
Versículos 25-26
Los haraganes están tan equipados
para el trabajo como los demás
hombres, pero, al negarse a
trabajar, se hacen enemigos de sí
mismos, pues su pereza les lleva a
pasar hambre y pobreza. Y aunque sus
manos rehúsan trabajar, su corazón
no cesa de codiciar riquezas,
placeres, honores, etc. Esperan que
todos trabajen para ellos. Muchos
que desean dinero suficiente para
gastarlo en vicios, pero odian el
trabajo que se requiere para
obtenerlo honestamente, se hacen
bandidos y, prefiriendo el ocio al
trabajo, caen en manos de la
justicia y pagan muy cara su pereza.
En cambio, las personas laboriosas
pueden ver satisfechos sus legítimos
deseos, además de la satisfacción de
hacer bien a otros, pues siempre
están dispuestos a dar, mientras que
los perezosos sólo están dispuestos
a recibir.
Versículo 27
La primera parte es similar a la de
15:8, donde se añade á Yahweh'.
Los sacrificios eran de
institución divina, lo repetimos, y
cuando se ofrecían con las
disposiciones interiores debidas,
eran agradables a Dios. Pero le eran
abominación cuando eran
ofrecidos por malvados, que no
reformaban su conducta impía. Si
esto ya era abominación, ¡cuánto
más ofreciéndolo con mala intención!
Esta mala intención podría ser
la de seguir adelante con sus
malvados planes, usando el
sacrificio para impresionar a otros
con su falsa devoción y
ganándose así su confianza para más
fácilmente practicar el engaño y el
fraude (comp. Is. 66:3-5).
Versículo 28
Una persona puede decir una mentira
en un momento de apuro o
perplejidad, pero el que da falso
testimonio lo hace con toda
deliberación y solemnidad, siendo
así un pecado de presunción. La
venganza que imprecó sobre sí mismo
al jurar en falso, caerá sobre él.
En cambio, el que escucha, es
decir, obedece al comunicar
fielmente a los jueces lo que conoce
de los hechos, hablará para
victoria, o hablará para siempre
(se puede traducir literalmente de
las dos maneras), es decir (con la
mayor probabilidad), vivirá para
seguir diciendo la verdad, mientras
que el testigo falso perecerá.
Versículo 29
El impío endurece su rostro, es
decir, es un desvergonzado, no se
ruboriza por los pecados y crímenes
que comete y, de este modo, muestra
al exterior su temple de desafío a
la ley de Dios y su determinación a
seguir sus tortuosos caminos, como
se ve por el contraste que el
proverbio establece entre el malvado
y el recto, el cual ordena
sus caminos, pues sabe discernir
entre el mal y el bien.
Versículos 30-31
Nadie puede tener éxito
enfrentándose con Dios (comp. 1 Co.
10:22). Aunque los hombres piensen
que tienen de su parte la prudencia
de los políticos, la ciencia de los
sabios y la fuerza y estrategia de
los militares, nada de eso puede
prevalecer contra Dios. Sólo con
Dios se puede prevalecer y tener
éxito. Es cierto que ni siquiera la
obra de Dios se puede llevar a cabo
sin instrumentos humanos ni recursos
de toda clase, pues el caballo se
apareja para el día de la victoria,
y también los pies de la
infantería, mas Yahweh es el que
da la victoria (comp., por una
parte, Sal. 20:7; 33:17; 76:6; por
otra, 1 S. 17:47)