Este capítulo fue añadido a los
proverbios de Salomón; según algunos
porque Lemuel es otro nombre de
Salomón; otros porque, aun viniendo
de otra pluma, es de naturaleza
semejante. En todo caso, es un
capítulo escrito bajo la inspiración
de Dios. I. Exhortación a Lemuel,
joven rey, para que evite ciertos
pecados a que será tentado y cumpla
con las obligaciones a las que ha
sido llamado por su alto cargo (vv.
1-9). II. Descripción de la mujer
hacendosa, 'la esposa ideal, dice
J.J. Serrano, ejemplo práctico de la
verdadera sabiduría aplicada a la
mujer, que cierra con broche de oro
dándole perfecto complemento, las
instrucciones precedentes, dedicadas
todas al varón'. Lo más probable es
que esta sección forme un grupo
totalmente aparte, siendo obra de
algún escriba verdaderamente docto;
de seguro, no pertenece a las
exhortaciones de la madre de Lemuel
(vv. 10-31).
Versículos 1-9
Hay quienes opinan que Lemuel
es otro nombre de Salomón y que se
le llama así por estar dedicado
"hacia (hebreo, lemo) Dios
(hebreo, El)'. En cambio, J.J.
Serrano sostiene que su verdadero
nombre es Muel, siendo le
la preposición de dativo, como
lo muestra el paralelismo con la 211.
parte del versículo; en este
caso, ha de traducirse «Palabras
a Muel rey de Massá; el oráculo
(lit. carga) con que le instruyó
(o corrigió) su madre». Sea como
sea, tenemos aquí 'la discreta
solicitud maternal de la madre de un
joven rey, a quien advierte de los
peligros que le acechan' (J. J.
Serrano). Es deber de los padres y
de las madres (nótese el sustantivo
de la misma raíz en 1:8, aplicado al
padre) instruir a los hijos en el
bien, a fin de que lo practiquen, y
en el mal, a fin de que lo eviten;
cuando son muy jóvenes, están más
tiempo bajo el ojo de la' madre, y
ella tiene entonces la oportunidad
de moldear el carácter de los hijos.
1. La apelación que hace esta
madre a su hijo, en razón de la
especial relación que tiene con él
(v. 2). Le llama `hijo mío',
`hijo de mi vientre' e hijo de mis
deseos' (lit. votos. comp. con 1
S. 1:11). Ese «¿Qué?», tres
veces repetido, parece ser una
abreviatura de «¿Qué habré de
decirte?». Como diciendo: 'Hijo
mío, tú eres algo de mi ser, algo
muy mío, tengo para ti afecto,
autoridad, y buenos deseos. Sé
prudente y bueno, y me daré por bien
pagada de haberte dado a luz'.
2. El aviso que le da contra dos
pecados especialmente
destructores: la lujuria y la
ebriedad (vv. 3 y ss.). Si para
todos resultan fatales dichos
vicios, lo son de modo especial para
los reyes, por estar más expuestos a
ellos y por el deplorable efecto que
causan en la sociedad. (A) No
agotes tus fuerzas físicas en el
harén (v. 3), viene a decirle,
quedando así mal equipado para el
desempeño de las importantes
funciones que un rey ha de ejercer.
El verbo destruir' (v.
3b) tiene probablemente, un
alcance más largo que el de minar la
salud del joven príncipe. Según
Cohen, indica una conducta que
ocasiona revueltas en la población y
conduce a la destrucción de la
dinastía. (B) El otro vicio es la
embriaguez. Como siempre en la
Biblia, no se recrimina el uso del
vino, sino su abuso. Más que a
ninguno de los súbditos, al rey le
es necesario no abusar del vino ni
del licor fuerte (v. 4), no sólo
porque es una vergüenza para la
majestad regia, sino, especialmente,
porque puede trastornarle el juicio
e impedirle la discreción y la
imparcialidad que necesita en el
gobierno de la nación y en la
administración de la justicia.
También nosotros somos 'regio
sacerdocio' (1 P. 2:9) y, por
tanto, hemos de abstenemos de los
vicios que aquí se critican. Es muy
triste la queja que se hace de los
sacerdotes y de los profetas (Is.
28:7) de que desvarían por el
licor, están trastornados por el
vino.
3. El consejo que le da sobre el
modo de comportarse con los demás.
(A) En cuanto a la bebida, viene a
decirle: «Tienes vino y licores a tu
disposición; en vez de hacerte daño
a ti mismo con ellos, haz bien a
otros con ellos; que los usen
quienes los necesitan, ya sea por
debilidad física (comp. 1 Ti. 5:23)
o por depresión de ánimo (vv. 6, 7),
pues del vino se dice que alegra
el corazón del hombre (Sal.
104:15). (B) Ha de hacer el bien por
medio de la justa administración,
del amparo a los desvalidos, de la
imparcialidad en los juicios (vv. 8,
9). El mudo es aquí, en
sentido figurado, el que, por alguna
razón, es incapaz de apelar o de
defender su propia causa.
Versículos 10-31
Esta descripción de la mujer
hacendosa tiene por objeto mostrar
las cualidades de una buena esposa,
para estímulo de las mujeres mismas
y para indicar a los hombres la
clase de mujer que han de buscar
para esposa. La porción consta de 22
versículos, cada uno de los cuales
comienza por una letra distinta del
alfabeto hebreo en sucesión
ordenada; se trata, pues de un poema
acróstico. Podemos hallar en el N.
T. dos como compendios de lo que
aquí se dice (1 Ti. 2:9, 10 y 1 P.
3:1-6).
I. Comienza por una pregunta:
«Mujer hacendosa (éste es el
sentido de la expresión hebrea, lo
mismo aquí que en Rut 3:11)
¿quién la hallará? Como
diciendo: «Una mujer como ésta es
muy difícil de hallar, pero dichoso
es el que la halle, pues es de valor
inestimable». Muchas son las
virtudes que se incluyen en la
expresión hebrea éset jayil
con que se designa a esta mujer:
prudencia, fidelidad, laboriosidad,
generosidad, iniciativa, como se
verá al analizar esta porción.
Cuanto más escasas son estas
mujeres, tanto más son de estimar
(v. 10b).
II. Una descripción detallada de
sus excelentes cualidades.
1. Es muy de fiar, muy leal en todo,
lo que le merece la estima y el
afecto de su marido. Se comporta de
tal manera que él puede depositar en
ella toda su confianza. Confía en su
castidad, y confía igualmente en la
prudencia y discreción con que lleva
ella todos los asuntos domésticos.
Cuando él se marcha de viaje para
servir los intereses de su pueblo,
sabe que todo marchará bien en casa
y no carecerá de ganancias (v.
11). Ella, por su parte,
justifica plenamente la confianza
que su marido ha puesto en ella (v.
12), tratando a su marido con
el amor y el respeto que las santas
mujeres muestran hacia sus maridos
(1 P. 3:5, 6) y prestándole todas
las atenciones de una buena esposa
todos los días de su vida; no
conforme al humor del momento, sino
siempre. Su marido es respetado y
honrado, por tener tan buena esposa,
en las puertas (v. 23),
es decir, en el lugar en que los
ancianos de la ciudad se sentaban
para juzgar los asuntos locales
(comp. con Rut 4:1). Es conocido
especialmente por las buenas ropas
que lleva, según insinúa el contexto
anterior y posterior.
2. Es una mujer que no
ahorra fatigas para cumplir con sus
deberes de ama de casa, y lo hace de
buena gana: no come el pan de
ociosidad (v. 27b. Lit.).
Emplea bien el tiempo, de forma que
no se pierda ni un minuto. Cuando se
apaga la luz del día, ella enciende
su lámpara de noche para los
quehaceres de puertas adentro (v.
18). Duerme únicamente lo
indispensable y se levanta
muy temprano, cuando todavía es
de noche (v. 15), a fin
de preparar el desayuno a la
familia, incluyendo a los criados y
criadas, y asigna a cada criada la
labor que debe hacer en el día. No
es de las que gustan pasarla velada
jugando alas cartas o asistiendo a
un baile de sociedad. Busca lana
y lino (v. 13), a fin de
conseguir lo mejor en calidad y
precio y trabajarlo con sus propias
manos (v. 19), no sólo para las
ropas de la familia (v. 21), sino
también para socorrer a los
menesterosos (v. 20). No piensa que,
con eso, rebaje su rango. El huso y
la rueca se mencionan aquí en honor
de ella, mientras que los ornamentos
de las hijas de Sión se mencionan en
Is. 3:18 y ss. para el
deshonor de ellas. Y no se ocupa
sólo en estas labores que se pueden
llevar a cabo en el reposo del hogar
y sentada en una silla, sino que se
emplea en otros trabajos que
requieren todas sus fuerzas (v. 17).
3. Hace todo lo posible para que
las finanzas domésticas- lleven buen
curso. Como nave de mercader (v.
14), se aprovisiona de todo lo
necesario, de forma que ni hambre ni
carestía la tomen por sorpresa.
Puesto que el marido está ocupado en
los asuntos del lugar (v. 23), ella
se encarga de negocios que suelen
estar en manos de hombres. Por
ejemplo, observa una finca y la
compra (v. 16) y
planta una viña del fruto de sus
manos, lo cual no significa que
la plante con sus propias manos ,
sino que la adquiere con el dinero
que su prudente administración y su
trabajo manual han acumulado. No
teme al frío (v. 21. Esto
es lo que significa aquí el vocablo
'nieve'), pues los miembros
de su familia llevan trajes no sólo
vistosos (v. 22b), sino también
debidamente forrados, seguramente
con lana. Ella misma se hace los
tapices (v. 22) o más
bien, colchas de cama (es el
mismo vocablo hebreo de 7:16).
Comercia también con los mercaderes
(v. 24) con las telas y
fajas que ella misma fabrica.
Como quien se viste de ricas
vestiduras, ella se viste (en
sentido figurado) de fuerza y
honor (v. 25), esto es,
de una posición económica fuerte y
de la estima y el respeto que
acompañan a un rango social
honestamente alcanzado. Bien puede
sonreír ante el porvenir la
que tan estupendamente lo prepara en
el presente.
4. Con la discreción y prudencia
que la caracterizan, siempre abre
su boca con sabiduría y la
instrucción bondadosa está en su
lengua (v. 26). Nótese
que el vocablo hebreo para
'instrucción' no es aquí musar
(corrección), sino torat
(¡ley, en sentido de enseñanza!
Comp. con 1:8b, donde también se
aplica a la madre esta función). No
es charlatana, criticona ni áspera,
sino que sus palabras están llenas
de bondad y de sabiduría celestial,
incluso cuando sus manos están
ocupadas en faenas de índole
material. Su lengua habla de lo que
lleva bien metido en el corazón.
5. Lo que corona y completa las
buenas cualidades de su carácter
personal es que teme a Yahweh
(v. 30), que es el valor
primordial y que da su verdadero
valor a todas las demás virtudes. El
temor de Dios reinando en el corazón
es la genuina belleza del alma;
presenta a la persona como
disfrutando del favor de Dios y es,
por otra parte, de gran precio a los
ojos de Dios. Es algo que perdurará
por toda la eternidad, cuando la
muerte haya consumido la hermosura
del cuerpo de corrupción. 'Así, dice
Ryrie, el libro acaba por donde
empezó (1:7)'.
III. La felicidad de esta mujer
hacendosa y virtuosa.
1. Tiene en su, mente el
consuelo y la satisfacción de quien
cumple con su deber (v. 25b). De
este modo, está bien equipada para
todos los problemas, todas las
adversidades y contrariedades que la
vida le pueda traer a ella y a su
familia. Esta es su mejor vestidura,
lo mismo para defensa que para
decencia. Como trata con honor a
todos, bien puede sonreír ante el
porvenir, se alegrará en la
ancianidad de haber sido diligente
en la juventud.
2. Es una gran bendición
para sus familiares (v. 28). Sus
hijos, y también su marido se
levantan y la alaban. El
'levantarse' puede entenderse de dos
maneras: (A) Al levantarse de mañana
y hallar todo bien preparado; (B)
Como una muestra de respeto. El v.
29 expresa la alabanza del
marido.
3. Los vv. 30, 31 expresan las
reflexiones del poeta sobre la
descripción que acaba de hacer de la
mujer hacendosa y la lección que
desea imprimir en la mente del
lector. Sin despreciar la belleza
exterior de la mujer, da a entender
que es superficial y efímera; y tras
exponer (v. 30b) dónde radica la
hermosura verdadera y duradera,
exhorta retóricamente a todos a dar
a esa mujer todo el crédito que se
merece. Incluso en las puertas
(v. 31), públicamente,
debería reconocerse la enorme
contribución que, con sus
actividades, aporta al bienestar de
la comunidad.